10 enero 2011

Cómo puede morir una mujero o un hombre o un niño,
que han sido tantas primaveras y tantas hojas,
tantos libros y tantos pájaros, y tantas mañanas y noches.

No hay una sola de esas cosas perdidas
que no proyecte ahora una larga sombra
y que no determine lo que haces hoy o lo que harás mañana.

Somos los que se van.
Incesantemente la
rosa se convierte en otra rosa.
Eres nube, eres mar, eres olvido.
Eres también aquello que has perdido.


J. L. Borges

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