Te elegí para contarte, porque podés escuchar-me.
Te mando mi boca, mi ojo claro desconcierto.
Me fumo con un amigo el tiempo que nos separa.
Me guardo la cabeza, para no desdibujarte de mi tela, para no escandalizarte, para no llenarte de pesadillas.
Quiero aprender, quiero que mi carne sepa lo que tiene que saber.
Puentear los caminos.
No puedo dejarme esperar, vivo repitiendo que la vida es muy corta, a pesar de que hay momentos que me parecen tan largos, tan gomosos.
Vivo corriendo contra mí, apurado por ese yo tan súper-ado.
Y ahora tendré que aprender a esperar.
A no esperar nada.
A recibir los regalos, cuando lleguen.
No pedir más, solo para mí, para adentro.
Total mientras esté vivo siempre me va a faltar algo
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